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- Fraseologismos y colocaciones habituales
Estar (alguien) entre Pisco y Nazca. fig. y coloq. Estar alguien medio borracho. Recuerda a la expresión peninsular, ‘Estar uno entre Pinto y Valdemoros’ y a la argentina ‘Estar entre San Juan y Mendoza’. Privilegiando la antigüedad empezaremos con:
“El Portugués y Piojito ()
viven pipotes con alma, Matusalenes
de Pisco () si no Adanes de la
Nasca y jamás han visto nieve…”
(Del Valle y C. 385)
“El café se servirá en la sala;
y los comensales, ya entre Pisco
y Nazca, o sea Ica, la tierra del licor
más rico…” (Carrera 194)
En Ica, hincha la bota y pica. Cuenta Luis Alberto Sánchez (1981: 14) que el padre Reginaldo de Lizárraga recorrió el Perú y escribió su Descripción (1600) en que refiriéndose al valle iqueño se admiró por la excelencia de los piscos y vinos que sus viñedos producían:
“En Ica, hincha la bota y pica”
Los tres reyes de Oriente: vino, chicha y aguardiente. Ricardo Palma, en el año de 1874 recogió la frase en la tradición ‘La desolación de Castrovirreyna’ en ella se narra el enfrentamiento de dos bandos: españoles e indios igualmente armados que empezaron un sangriento combate. Como es natural todos peleaban alentados por:
“ Los tres reyes de Oriente
vino, chicha y aguardiente ”
(Palma 413)
‘Aguardiente’, alude al pisco.
En la Tradición ‘Los Barbones’ de don Ricardo, se lee:
“Santa Rosa de Lima,
¿Cómo consientes que en tu
Tierra se beba tanto aguardiente”
(Palma 443)
Y es el mismo Tradicionista que en ‘¡Beba, Padre, que le da la vida…’ nos refiere:
“Después de consumir (…) alfajores, pastas y dulces de
las monjas, no pudo el comensal dejar de sentir imperiosa
necesidad de beber, que seca la garganta, ni gruñe ni canta”.
(Palma 426)
Nadie se muere en Ica estando el remedio en Pisco. Frase habitual que ensalza a Ica, como cuna y productora del buen pisco:
“…no miro claro, estoy bizco, pero
la razón me indica que nadie se muere
en Ica estando el remedio en Pisco”.
(Camacho 546)
Quitar el veneno. Colocación habitual. Beber primero una botella de licor, para dar fe que lo que se va a ingerir es bueno y no hace daño:
“Apenas dentro yo al estrau (sic) viene
Toribia y me dice: (…) un traguito
de (Pisco) Italia (…) quítele usted el
veneno…” (Rojas y C. 121)